Me molesta seriamente la moda en la
que ha entrado todo ese discurso espiritual, meditación y sus acompañantes,
“filosofías de vida” y lo pongo entre
comillas porque quiero hacer notorio mi sarcasmo.
Ahora resulta que cualquier
burgués o aspirante, está más en contacto y armonía con lo “divino”, que además de las cuestiones primarias, como el
techo y la comida, también son propietarios del espíritu, lo cual me provoca más
asco.
Todas estas disciplinas funcionan
en nuestro sistema de forma bastante perversa, sirven para limpiar las conciencias
de los acaudalados, que últimamente necesitan sentirse altruistas, para probar
lo anterior solo hay que ir a la realidad y observar que es fácil meditar, ser vegetariano y
ambientalista, cuando se tiene el tiempo y el dinero para solventar estas
actividades. Pocos serán los casos (aunque no inexistentes) donde podremos
encontrar a una persona de escasos recursos en alguna obra de rescate de
animales o de hacer la flor de loto, sobre todo si consideramos que para estas
necesitaría sacarse prácticamente el pan de la boca.
La respuesta de los ofendidos
frente a esta crítica siempre es la misma, decir que todo está al alcance de
todos, la hermosa fantasía que nos dibuja el sistema, todos podemos ser
millonarios, todos podemos lograr el éxito si trabajamos duro, sin embargo
nuestro salario mínimo por 8 horas de trabajo, nos muestra que ese trabajar
duro, va mediado por muchas otras cosas, circunstancias y posibilidades.
Esta discusión siempre parece
llegar a un mismo punto , quién podría preocuparse por su equilibrio interior,
por el color de su aura por los pajaritos, las flores o alguna otra barbaridad,
si no tiene que llevarse a la boca
Habrá también aquellos que discutan sobre como
son precisamente los miembros de las clases menos favorecidas las que apelan a
servicios de brujería o “medicina alternativa” (cuya equiparación con los
veganos, salvatortugas rescataperros y reciclatodo resulta además arbitraria),
sin embargo será menester recordarle a estas personas que dichos servicios se dirigen en estos casos más hacia acciones
curativas, que a equilibrar los chakras, tomando por ejemplo la herbolaría. Esto
porque pueden ser mucho más accesibles, dado que no podemos olvidar la poca importancia que da el Estado a la
promoción de la medicina alópata en los lugares menos favorecidos, solo basta
recordar cuantas localidades en nuestro país no poseen clínica o médicos.
Esta gente que se sienta en sus
laureles a pensar desde su “ espiritualidad” que el cambio comienza por uno
mismo, no puede dar cuenta ni siquiera
remotamente del egoísmo de la barrabasada que
afirman, el cambio comienza por ese que tiene acceso al cambio, y quien
además no tiene obligación de compartirlo y si decidiera hacerlo no iría como
Jesús a predicar al monte, no irá a los barrios bajos, a los que ni siquiera
son barrios y si lo hiciera podría asegurar que no serviría de nada, porque no
es igual ser “ espiritual” bajo un techo, que serlo bajo un puente. Ya vimos lo
que le paso a cristo con los judíos.
Los cambios no son ni
individuales, ni “espirituales” (si nos comemos el uso pobre del concepto en
este marco) los cambios se dan en la acción, en la modificación del estado de
las cosas y se dan a través de la colectividad, de asumir al otro como uno, de
apropiarnos del dolor de los que duelen más de lo que dolemos nosotros.
Los cambios no se dan cerrando
los ojos, o comiendo mas brócoli, no se dan salvando ballenas , sobre todo si
paralelo a ello no tenemos mayor conflicto en pisotear y explotar al otro a fin
de pagar un poco mas de este espíritu tan maravilloso que nos venden hoy en
día.
Para el desencanto de los
burgueses, cuasi burgueses y los que prentenden ser burgueses, debe anunciarse
que esas formas para limpiarse la conciencia no son más que eso y no difieren
en mucho del papel higiénico, no transforman al mundo y si lo hacen no es una
transformación que resuelva los problemas nucleares de ninguna sociedad (véase
Zizek y su crítica al altruismo). Tampoco son seres espirituales, dado que con cerrar
los ojos y anudar el cuerpo, la realidad
no deja de ser la misma y mientras ninguno
abandone su pequeño reino para donarlo e irse a reproducir el mensaje, no merecen
por mi parte respeto alguno.
Así que me gustaría solicitar de
la forma más atenta, que dejen de engañarse, que comprendan que todo esto que
hacen es producto de una moda que esta vez decidió traernos algo menos dañino
que las pieles, pero igual que los abrigos de nutria, esta misión heroica que
ustedes han asumido solo está al alcance
de pocos y resuelve los problemas de ninguno.