jueves, 20 de noviembre de 2014



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La soledad no son las casas  vacías, ni la angustia los labios que se muerden.

Hay quienes creen encontrarse solos cuando todo calla y se encuentran con un hueco en la cama, o con los cuartos donde nadie duerme, con los pies helados.
Hay quienes creen abrazar la angustia cuando sueñan su muerte, cuando dan cuenta de su ser tirado a la nada y su deber fenomenológico.

Pero por todos esos hay otros pocos, debe aclararse siempre que son pocos, y por pocos sin lugar, que encuentran a la soledad mordiéndoles los pies debajo de la mesa en cualquier salón concurrido, como un perro de esos que no han sido eficazmente domesticados.  Que le sienten respirar durmiendo al centro de la cama que comparten, que la miran con claridad en el fondo de sus ojos cuando se paran frente al espejo, agazapada, como una bestia,  esperando robarles la mirada.

Hay otros pocos, debe aclararse siempre que son pocos, y por pocos sin lugar, que encuentran a su angustia aferrada a la palma de sus manos, acurrucada como un Pepe grillo entre su hombro y su oreja, recordándoles siempre que la finitud es una trampa, la verdadera tragedia es el retorno, el retorno eterno de lo mismo, el encontrarnos siempre pensando lo mismo, viviendo lo mismo, en los mismos lugares.
Hay esos que la leen en un poema de Unamuno, un ensayo de Montaigne, en un cuento de Arenas, que la escuchan en los silencios que se arman antes de las despedidas, de las que son eternas y definitivas.

Hay otros, pero por pocos, sin lugar.

martes, 7 de enero de 2014

Que pasa el tiempo, me queda claro

Uno se descubre un día de enero del año "nuevo" en el mismo lugar de las nostalgias viejas. Se descubre dando los mismos pasos, andando los mismos caminos. Parece que nada nos cambia en los ojos, en las tristezas y  los ayeres. Pareciera que uno se estanca en sus mismos infiernos.

Pero sucede que el tiempo transcurre, como una broma malvada se nos va dibujando en la cara, se nos abren junto a los ojos zanjas, es complicado saber si nos vienen de la alegría o del llanto, supongo que esa es la broma que nos juega el movimiento, al paso de los días las tristezas en la memoria se confunden con las alegrías y mezclamos nuestros días felices con cucharaditas de tragedia.
Uno se descubre un día a cualquier hora, en cualquier momento, otra vez sin dormir, otra vez escribiendo, con suerte de alma que pena y ronda en las letras, en las mismas palabras, como una plegaria eternamente repetida.

Nunca entendí eso del tiempo, desde mis primeros años aprendí a no usar reloj en la muñeca, aunque siempre tuviese donde mirarlo. Asi uno se "resiste pacíficamente", en un acto de voluntad radical se le destierra del cuerpo. El tiempo esta ahí, uno no puede romperlo, pero atarlo a nosotros es de algún modo atarnos y las ataduras siempre me rompieron las manos.
Esa fobia no creció en relación a los segundos o las horas, sería quizá que cada paso de las manecillas nos conduce a nuestros fatídicos desenlaces, a nuestras muertes cotidianas y a la definitiva. Un paso hacia adelante que no puede andarse en sentido inverso y yo suelo ser de los que se arrepienten, de los que dudan, dígamos con mayor cercanía a las circunstancias, soy de los que lo aceptan y abrazan la angustia de los mundos posibles.
Uno se descubre un día de enero del año "nuevo" todavía pensando "sólo pensando, cuándo voy a dormirme ¡Cuándo!" en los mismos infiernos y las mismas angustias, cuestionando si es que se vive en el mejor de los mundos, o si lo exterminamos en alguna decisión errada del camino.
Todavía un gato negro, una mujer enterrada viva, una casa en la que bailan los recuerdos, una muerte jugando con la rueda en el patio. Todavía los cronopios, las famas, todavía la máscara, el amor constante mas allá de la muerte,  los versos, la Helena.
Que pasa el tiempo, me queda claro.

sábado, 5 de enero de 2013

En respuesta a los que hablaron de mi amargura.


Yo no juego al misántropo, la misantropía no es juego ni es moda, es un arte. Odiar a todos si se hace sin estilo podría resumirse en odiar a nadie, por aquello de los absurdos lógicos.
Odiar es un arte, igual que amar lo es en palabras de Ovidio, uno no ama al azar, ni odia al azar tampoco, si se hiciera así terminaría por ser un acto vacío. El odio no es la negación del amor, no funciona como un acto antitético en una perspectiva dialéctica. Odiar es la síntesis entre el amor y el mundo.

Es verdad aquella popular frase que dice que el odio resulta del amor, la misantropía solo es asequible para los que aman, a jarros, a manos llenas, a pecho abierto. Odiar sólo es posible para los que amaron sin mesura.
Odiar a la humanidad, al género humano, sólo será posible para aquél que pudo haber sido capaz de amar a cualquiera, con quien el mundo permitiera sostener cercanía.

El que odia entiende, con claridad, lo mal que se entiende al amor hoy en día, porque el amor  en el discurso actual, sólo se comprende como una forma de relación social de intercambio, muy similar al económico, amar siempre y cuando ese amar nos represente el subir un peldaño de la escalera que el sistema nos ha dibujado.

Sosteniendo las posturas antropológicas que afirman, que se generan los grupos sociales para sobrevivir a la muerte, y que es de ahí que se pueden desprender los diversos elementos culturales (el amor incluido entre estos), se podría afirmar al amor, como una forma de trascendencia, como una forma de vida frente su antítesis, la muerte.

La misantropía pertenece a  los que entienden, que el género humano ha malbaratado el concepto, que el amor trascendencia, el amor vida, se ha transformado en "el amor a cambio", que el amor diseñado como espada para defendernos de nuestra mas grande angustia (para apelar a los existencialistas), se convirtió al paso del tiempo en una puta.

Debido a distintos programas televisivos uno de ellos y el mas importante Dr. House, el discurso de la misantropía se convirtió en un ideal, en una forma de ser deseable, sostenida sobre un personaje brillante, exitoso y capaz de resolver enigmas que para los demás resultan inexistentes, es curioso, pues para la linea  argumentativa general de este  programa televisivo pareciera menester sacrificar la "humanidad" en aras del genio, tensión que al final se ve diluida mostrando que la misantropía del personaje no es real, y que es capaz de "amar" a su mejor amigo.
Misantropía falsa, es un ideal, amar pero solo aquellos que tienen "utilidad" en la vida cotidiana, amar a los "otros", siempre y cuando se comprendan como instrumentos, es la enseñanza que tanta gente en una analogía con un infante irracional, mamó gustosa.
Parece paradójico olvidar la máxima de House "todos mienten", cuando de lo que se trata es del House mismo, apelando a aquél problema lógico, si todos mienten House miente, si House no miente, luego la máxima "todos mienten" es a su vez una mentira.

La misantropía al estilo House se ha convertido, paulatinamente en una contra-moda, frente al aparente amor muy al estilo de los 60`s que comenzó a surgir al rededor del mundo frente a las predicciones apocalípticas de los científicos, que otra vez, resultaron paradójicamente, mas efectivas que cualquier narrativa religiosa. Todos temen hoy en día mas al calentamiento global, que a los 4 jinetes del Apocalipsis, de esto no tengo prueba ni duda.

La misantropía comprendida así, como odio o desprecio hacia el género humano, no es lo que nuestros actuales "odia todo" profesan. Reitero, la misantropía es un arte que sólo puede ser ejecutado por los verdaderos amantes.
Alguien que ama genuinamente, no puede soportar la idea del "amor a cambio", del amor como escalera, el amor para el amante, es un fin en si mismo. Y frente a la imposibilidad de realizarse, dentro de un discurso como el nuestro, se transforma en un odio desmedido hacia aquello que impide su realización en el mundo.
Si abandonamos las nociones esencialistas de "ser hombre" podremos aceptar que la forma en la que nos auto concebimos tiene un corte histórico, mediado por las nociones de conocimiento y de poder que se encuentren en turno. Los asesinos del amor son los hombres, y como amante el único remedio posible, es el odio.

Entonces uno odia, odia sin mayor distinción a los que dicen que odian y a los que dicen que aman, porque ambos son parte de la misma caricatura, mira con desprecio a todos, porque se convence de que la función de las relaciones sociales hoy en día nada tienen que ver con evadir a la muerte, sino mas bien con cumplir las máximas darwinianas y ser el más fuerte que sobrevive.
Uno odia y se queda solo, porque no es posible odiar en compañía, porque uno es amante y terminará amando de nuevo, y rompiéndose de nuevo y de nuevo odiando.
Uno odia y se queda solo, porque comprende la finitud de lo que se nombra perpetuo, porque comprende con claridad que la soledad entre esta realidad, es un destino inevitable, y entonces la abraza, la acepta, y en un acto casi revolucionario, se libera.

La misantropía lo dije, es un arte, es una forma de vida, donde las tristezas inundan los ojos, porque uno en lugar de odiar, preferiría que el amor fuera un algo realizable y no un bien de intercambio.

viernes, 5 de octubre de 2012

Los nadies: los hijos de los nadies, los dueños de nada.

Sucede que la vida nos sucede, nos encuentra perdidos en el mundo de lo cotidiano, entre el ir y venir de los días que nos pasan casi desapercibidos.
Hace ahora 8 años me encontraba ingresando a la Lic. en filosofía, en aquél entonces un profesor que con los años perdió mi interés en su quehacer como pensador, dijo una frase que muchas veces en los años posteriores me ha perseguido:
"la filosofía les arruinará la vida"
Sucede como la vida sucede, que efectivamente, a esta altura del camino, creo que aquél hombre tenía la razón. La vida se arruina, pero no porque uno se olvide de como vivir, sino, porque uno no encuentra la forma de vivir feliz cuando se compromete con la revisión crítica del contexto en el que se desarrolla.
La revisión crítica del mundo desde la filosofía, implica un análisis de los presupuestos sobre los cuales se establecen las valoraciones y las nociones que rigen los discursos que circulan en la sociedad. Se trata pues, de comprender, por decirlo a manera aristotélica, las primeras causas.
Durante los últimos meses he mirado los movimientos sociales que se originan a través de las irregularidades que ha demostrado el sistema político mexicano. Para mi propio asombro, no he logrado conceder a estos un poco de simpatía, no se mal entienda, no quiero decir que su fin no sea noble, o que persigan algo que no valga la pena en la persecución, es simplemente, que no me ha sido posible identificarme.
Movimientos como los famosos "132" han logrado incluso crisparme los nervios con algunas de sus demandas, posturas y propuestas. Se me acusó entonces de "apática", creo que sin saber el adjetivo que me  asignaron no pudo ser mas atinado, esto si  le pensamos como antónimo del ser "empática", no puedo compartir, no me es posible posicionarme en el lugar de ellos, y por lo tanto, no me es posible tampoco generar una visión positiva sobre algo que siento tan ajeno, tan lejos de mi.
Si bien, es cierto que existe una práctica perversa por parte del gobierno y los medios de comunicación, no he creído jamás que el remedio del mal pueda encontrarse dentro del mal mismo. No podemos curarnos del Estado desde la legitimación del Estado.
Cuando se realizan marchas, cuando se habla de exigir a las autoridades, sucede que nos olvidamos radicalmente, de que nuestra queja es el punto que legitima dicho sistema, es decir, el Estado nos permite disentir, nos permite marchar en su contra, véase la constitución.
La tendencia que se observa de los organismos gubernamentales desde la postura de algunos pensadores, es a abarcar toda la violencia antisistémica, de legislarla, de asignar momentos, tiempos y espacios para disentir, de diseñar formas "legitimas" para gritar que el sistema no es "legitimo", entonces lo que amenazaba al sistema se convierte instantáneamente en una herramienta más para perpetúarlo.
Se me ha acusado también de una búsqueda de muerte y sangre, acusación por demás ridícula, se me ha dicho "incivilizada", pero habría antes que revisar los presupuestos bajo los cuales la idea de "civilizado" existe.
Movimientos como este, que tachan con un adjetivo de "salvaje" o "violento" a cualquiera que ose insinuar que su postura es tibia, me resultan por demás risibles. No se trata de sangre, armas y revolución, se trata de generar estrategias más complejas que puedan traducirse en factores de desestabilización del Estado. Se trata de atreverse. Resulta paradójico ver como de la lucha de todos, movimientos como este, se encargan de excluir a los "todos" que no comparten sus posturas intelectuales. Parece una caricatura ver a los que reniegan del Estado, comportarse como el Estado. Ver a los democratizadores de los medios, acaparando los micrófonos y deslindándose de todos aquellos que no comparten al 100% su visión.
Entonces como sucede que la vida sucede, la voz de los que buscan la modificación en el estado de las cosas, se ve  absorbida por esos "132", son ellos el modelo, son ellos los que dan pauta y deciden las peleas que deben lucharse.
Esto, aunque ridículo  no debería jamás parecer extraño, cuando no existe una reflexión crítica lo único que se genera a través de estos "contra modelos" es heredar los vicios del modelo desde su polo opuesto.
Y aunque se me acuse de "radical" de "descalificar" como precisamente critico (aquí me permito citar a uno de mis profesores favoritos y decir que esto es como la escalera de Wittgenstein), me encuentro en la necesidad de expresar, que quien demanda internet, en un país de hambre, no debería ser la voz de un pueblo. Que quien paga de colegiatura lo que un obrero gana en un año, no debería ser el que marque la pauta sobre cómo uno debe gritar que está cansado.
La rabia de los ningunos de Galeano, no puede traducirse a la vida de un estudiante de universidad privada, no puede porque no existe manera alguna en la que pueda apropiársela, el hambre que para unos es concepto y es indignante, es para otros una realidad y un hueco en el estomago.
 No puede suceder que los civilizados, sigan diciéndole a los salvajes por hambre, que deben aprender buenos modales, que gritar de más estar prohibido, que pintar una mentada de madre en la pared es bandalismo, que deben domesticarse.
No pueden los beneficiados por el sistema ser los que luchen contra el sistema, porque esa no podrá ser sino una lucha hipócrita y ficticia.

Sucede que la vida sucede, y que siguen soñando las pulgas con comprarse un perro, y siguen soñando los nadies con salir de pobres, con que algún día les llueva de pronto a cántaros la buena suerte

Yo no soy 132.

Punto, fecha y firma, así lo dejo escrito.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Cayó el conejo


Cayó el conejo, y de un solo golpe dio muerte a su reloj y al tiempo que le perseguía desde hace ya tanto.

Cayó y por fin sintió que la prisa se le había terminado, sin ese sonido, sin el tic, tac, que le recordara que era hora del té.

No habría mas necesidad de tratos hipócritas con el tiempo, de adularlo y estar en “buenos términos” con él, solo se había detenido, había terminado sus pasos pequeños y asesinos.

Concluyó tras un arduo trabajo de análisis y teorías físicas que alguien dijo, que dijo alguien mas que; “había llegado el fin de los tiempos “, se debe aclarar que este conejo no estaba de ninguna manera contaminado por alguna idea apocalíptica, esa frase debe tomarse en el sentido mas literal: no mas tiempos de comer, no mas tiempos de lluvias, no mas tiempos de dormir, no mas tiempos de ir a la escuela y lo mas importante no mas tiempos del té.

Así fue que dicho conejo tomo una escopeta un traje militar y un pasamontañas (en alusión a alguien con quien el conejo se encontró una vez) y se fue decidido a terminar con todos los relojes de todos los mundos.

Era de suma importancia para la misión atacar esas fábricas donde es que el tiempo se hace

los que reproducían los relojes eran los culpables de nuestra interminable prisa, de nuestro ir y venir a toda velocidad, sin saber a donde vamos ni de quien corremos, esos demonios disfrazados de máquina que reproducen manecillas, extensibles, “pequeños infiernos”.

Esos divulgadores del tiempo, que nos hacían creer que era ¡tarde¡ tarde¡ , que nos obligaban a llegar “puntuales”. Eran los culpables de nuestras penurias, pues perseguidos por este demonio invisible, no había oportunidad de detenerse a ver llover, o a mirar hacia la nada.

Es difícil ser conejo, sobre todo en esta época donde hay que ocultar la colita de algodón entre los pantalones, caminar sin dar saltos, pasar desapercibido teniendo unos grandes bigotes y una nariz rosada, nadie se acostumbra a los que son diferentes, y aunque exista
gente que se crea vampiro o murciélago, ser conejo sigue siendo difícil.

La rebelión comenzó un día, no se cual, seguro pudo ser cualquiera, encapuchado y armado hasta los dientes, salió el conejo a la lucha. Yo nunca lo vi, pero escuche algún día de un “hombre” que a martillazos asesinaba relojes por las calles, muchos pensaron
que era jefe de alguna guerrilla, por llevar el rostro cubierto y una pipa en la boca,
pero nadie puede culpar a estos ingenuos hace ya muchos, muchos años que nadie cree que los personajes de cuento de vez en cuando vengan a visitarnos.
Finalmente el conejo tuvo que retirarse, nunca mas se escucho de él.
Unos dicen que se fue a vivir al norte, dicen que allá las oportunidades son muchas, otros (como yo) creemos que regresó al país de las maravillas y desde allá unido a una oruga, unas flores y un hombre con un sombrero muy grande forma un nuevo ejercito que volverá con mas fuerza, a terminar con el tiempo ese mal que nos ha robado a todos los hombres poco a poco la mirada

lunes, 28 de mayo de 2012

El bien no se hizo para todos, entre ellos yo.


Me molesta seriamente la moda en la que ha entrado todo ese discurso espiritual, meditación y sus acompañantes, “filosofías de vida”  y lo pongo entre comillas porque quiero hacer notorio mi sarcasmo.
Ahora resulta que cualquier burgués o aspirante, está más en contacto y armonía con lo “divino”, que  además de las cuestiones primarias, como el techo y la comida, también son propietarios del espíritu, lo cual me provoca más asco.
Todas estas disciplinas funcionan en nuestro sistema de forma bastante perversa, sirven para limpiar las conciencias de los acaudalados, que últimamente necesitan sentirse altruistas, para probar lo anterior solo hay que ir a la realidad y observar  que es fácil meditar, ser vegetariano y ambientalista, cuando se tiene el tiempo y el dinero para solventar estas actividades. Pocos serán los casos (aunque no inexistentes) donde podremos encontrar a una persona de escasos recursos en alguna obra de rescate de animales o de hacer la flor de loto, sobre todo si consideramos que para estas necesitaría sacarse prácticamente el pan de la boca.
La respuesta de los ofendidos frente a esta crítica siempre es la misma, decir que todo está al alcance de todos, la hermosa fantasía que nos dibuja el sistema, todos podemos ser millonarios, todos podemos lograr el éxito si trabajamos duro, sin embargo nuestro salario mínimo por 8 horas de trabajo, nos muestra que ese trabajar duro, va mediado por muchas otras cosas, circunstancias y posibilidades.
Esta discusión siempre parece llegar a un mismo punto , quién podría preocuparse por su equilibrio interior, por el color de su aura por los pajaritos, las flores o alguna otra barbaridad, si no tiene que llevarse a la boca
 Habrá también aquellos que discutan sobre como son precisamente los miembros de las clases menos favorecidas las que apelan a servicios de brujería o “medicina alternativa” (cuya equiparación con los veganos, salvatortugas rescataperros y reciclatodo resulta además arbitraria), sin embargo será menester recordarle a estas personas que dichos servicios  se dirigen en estos casos más hacia acciones curativas, que a equilibrar los chakras, tomando por ejemplo la herbolaría. Esto porque pueden ser mucho más accesibles, dado que no podemos olvidar  la poca importancia que da el Estado a la promoción de la medicina alópata en los lugares menos favorecidos, solo basta recordar cuantas localidades en nuestro país no poseen clínica o médicos.
Esta gente que se sienta en sus laureles a pensar desde su “ espiritualidad” que el cambio comienza por uno mismo,  no puede dar cuenta ni siquiera remotamente del egoísmo de la barrabasada que  afirman, el cambio comienza por ese que tiene acceso al cambio, y quien además no tiene obligación de compartirlo y si decidiera hacerlo no iría como Jesús a predicar al monte, no irá a los barrios bajos, a los que ni siquiera son barrios y si lo hiciera podría asegurar que no serviría de nada, porque no es igual ser “ espiritual” bajo un techo, que serlo bajo un puente. Ya vimos lo que le paso a cristo con los judíos.
Los cambios no son ni individuales, ni “espirituales” (si nos comemos el uso pobre del concepto en este marco) los cambios se dan en la acción, en la modificación del estado de las cosas y se dan a través de la colectividad, de asumir al otro como uno, de apropiarnos del dolor de los que duelen más de lo que dolemos nosotros.
Los cambios no se dan cerrando los ojos, o comiendo mas brócoli, no se dan salvando ballenas , sobre todo si paralelo a ello no tenemos mayor conflicto en pisotear y explotar al otro a fin de pagar un poco mas de este espíritu tan maravilloso que nos venden hoy en día.
Para el desencanto de los burgueses, cuasi burgueses y los que prentenden ser burgueses, debe anunciarse que esas formas para limpiarse la conciencia no son más que eso y no difieren en mucho del papel higiénico, no transforman al mundo y si lo hacen no es una transformación que resuelva los problemas nucleares de ninguna sociedad (véase Zizek y su crítica al altruismo).   Tampoco son seres espirituales, dado que con  cerrar  los ojos y anudar el cuerpo,  la realidad no deja de ser la misma  y mientras ninguno abandone su pequeño reino para donarlo e irse a reproducir el mensaje, no merecen por mi parte respeto alguno.
Así que me gustaría solicitar de la forma más atenta, que dejen de engañarse, que comprendan que todo esto que hacen es producto de una moda que esta vez decidió traernos algo menos dañino que las pieles, pero igual que los abrigos de nutria, esta misión heroica que ustedes  han asumido solo está al alcance de pocos y resuelve los problemas de ninguno.

lunes, 1 de agosto de 2011

#razonesparagolpearatuesposa

No cabe duda que cuando uno piensa que vio el fondo del barril un pendejo siempre sabrá cómo seguir cavando.
Ahora resulta que en twitter la cualquierada responde a tan elevada cuestión(razonesparagolpearatuesposa) .
Entre las respuestas que encontramos al llamado a discutir este "interesante" tópico pueden leerse:

#razonesparagolpearatuesposa Cuando el pinche control de la TV no funciona, lo golpeas contra ella para que vuelva a funcionar.

LadyFOLLOW Mo†her Follow
#razonesparagolpearatuesposa si se queja por que pasas mucho tiempo en twitter

charcosombrio Luis Angel O-O¬
#razonesparagolpearatuesposa Si no esta calentando las tortillas al momento que comes tus sagrados alimentos!

NateFranq Nate Franco
#razonesparagolpearatuesposa para que pida perdón por no coger como dios manda

Gonzhalo0 lo que queda de
#razonesparagolpearatuesposa por que quiero sacar el FUA frente a ella! ... no podía evitar poner esto del FUA xD

manolo_adn Manolo Diaz
#razonesparagolpearatuesposa si se le estan quitando los moretones anteriores, hay que mantenerla actualizada!


Es obvio que dichas respuestas lo que buscan es generar risas y manifestar alguna forma de humor. No podría la interpretación ser tan pobre, como para quedarse en la afirmación que determinara las anteriores muestras como causas reales para golpear a una mujer.

No creo, a distinción de algunos otros análisis realizados respecto a lo ocurrido, que esto desde ninguna perspectiva incremente la violencia hacia las mujeres, por lo menos no en forma directa. Sin embargo, no puede negarse como manifestación de un problema cultural grave.

En algunos otros países la expresión: "Me cago en la hostia" es común manifestación de enojo, mientras que para el mexicano promedio, esta representa una herejía. Esto corresponde precisamente a una escala de valoración. Nuestro catolicismo anacrónico, no nos permite admitir esa clase de apelaciones frente a los objetos que consideramos sagrados (aunque no entendamos el contexto bajo el cual se nombran).

Nuestra valoración de la figura femenina se observa en las expresiones que consideramos permisibles como bromas o como insultos. Cagarse en la hostia está mal, pero apelaciones similares hacia las mujeres son cosa común.

Nos ofenden las mentadas de madre, pero insultos o chistes sobre mujeres son parte del "humor" del mexicano.
Al parecer aquí hay confusión, a la madre se le respeta, pero a la mujer no hay necesidad (como si fueran cosa distinta).
Basta ver como ejemplo lo siguiente:




La subnormal de Anahí, conocida por su desempeño como "actriz" y "cantante" con los RBD (a quienes no insultaré por el momento) sirve de imagen para mostrar como, cuando un hombre se convierte en un ser irritable o "sensible" (pues ha perdido su racionalidad debido su antojo de chocolate jajajaja), debe relacionarsele directamente con lo femenino.
Ni necesario debería ser recordar las apelaciones de Le Bon a la masa y su feminidad en tanto irracional y violenta para relacionarla con esta aberración producto de la mercadotecnia.
La distinción que si debe hacerse es que Gustave Le Bon vivió entre los años 1841 y 1913, Snickers promociona sus productos bajo estos supuestos en pleno 2011.

No necesitamos alabar a las redes sociales como auxiliares para determinar la mentalidad violenta que existe en esta cultura respecto a la figura femenina, ni decir que es bárbaro que existan ese tipo de discusiones.
Mientras no logremos observarlo en sus formas sutiles, señalarlo en las evidentes es tan útil como los retretes chinos que pueden agradecer los desechos de sus usuarios en tres idiomas distintos.

Salud!

lunes, 25 de abril de 2011

Sobre lo que manifiestan las manifestaciones

Quién va a marchar por los nadies?

Es una pregunta que retumba en mi cabeza, si bien, creo fervientemente que las manifestaciones ciudadanas dentro de los momentos de crisis, son justas y además necesarias, no puedo resolverme la cuestión.

El periodista Javier Sicilia tras la muerte violenta de su hijo, realiza un llamado a la ciudadanía, que retumba, que incita a cientos, a miles a salir a las calles en un grito de no más violencia. Sin embargo cuál es la distinción entre este y el resto de nuestros muertos.

Los ningunos, son los números, son cifras que se dibujan borrosas tras los nombres de los que tienen rostro, de los que son cercanos a alguien que tiene a la mano el poder de la convocatoria, que llega a las pantallas, a los periódicos, incluso al presidente.

Será que el dolor no consigue tocarnos, que la tristeza de los que lloran sentados en casa, de los que en el silencio del anonimato arrojan puños de tierra hacia las fosas donde se esconden esos que amaron y que no regresarán ya nunca, no resulta para nosotros una causa inspiradora.

Será que en medio de la tristeza que parece llover todos los días en esta tierra, decidimos cuidadosamente las gotas que nos toquen los labios, las manos, la cabeza, para entonces por esas (y sólo por esas) tomar aire para gritar fuerte, mientras el resto corren directo hacia ninguna parte, hacia el inevitable olvido.

Quién va a marchar por los nadies, por los muertos, de los que de por sí no tenían mucho, o no tenían nada. Quién va a doler por esos, de los que no conocemos el nombre, de los que los medios de comunicación piensan suficiente añadir a el número oficial (de por si dudoso) de víctimas.

Cuando se pretende comprender al "otro", mencionamos múltiples teorías, la autoconsciencia hegeliana, la otredad de paz, la teoría mimética de Girard, todas pretenden desentrañar la importancia de reconocernos en aquel que es “lo otro que yo y distinto de mi”. Sin embargo pareciera que esta no es la barrera que enfrentamos, dado que efectivamente los movimientos ciudadanos de los últimos días muestran que es posible reconocernos en algunos.

El problema radica en que el grito de justicia que tiramos al viento, viene desde un lugar que es ya de por si injusto, existe en un espacio donde la voz no le ha sido otorgada a cualquiera. La justicia que clamamos por unos, es a su vez la injusticia que le hacemos a los otros, cuya muerte pasa entre nuestros días sin que volteemos a verla, cuyos nombres no sabemos u olvidamos. De qué forma lograremos que el otro al que decidimos reconocer, no sea aquel al que el mismo discurso que subyace a nuestro sistema ya ha favorecido.

Quién va a marchar por los que se olvidan, por los que se mueren todos los días, cómo será que se comprenda que en un país como el nuestro, la mayoría estamos más cercanos a morir sin nombre, a ser olvidados, a ser números, antes de gestar algún tipo de revuelo.

Reitero: creo fervientemente que las manifestaciones ciudadanas dentro de los momentos de crisis, son justas y además necesarias. Al igual espero que pronto estas nos vengan como lo decía Martín Luis Guzmán, "más como un impulso generoso" inspiradas por un "otro" cualquiera, ninguno, cuyo dolor aprendamos a apropiarnos.

domingo, 23 de enero de 2011

El discurso oculto del kalimbazo

Dentro de los medios de comunicación en los últimos días se ha desatado una euforia casi incomprensible en torno al afamado "caso Kalimba".
Marchas, cobertura especial en programas de espectáculos y noticieros, se dedican a "informar" al pueblo mexicano sobre el avance de tan importante tópico. Sin embargo entre todo esto, navegan una serie de presupuestos y de barbaridades de las cuales deberíamos dar cuenta.

El discurso anacrónico respecto al rol femenino. Sin señalar culpables legales, moralmente hemos ya realizado nuestra selección entre víctima y victimario, "la mujer tiene que darse a respetar", "una mujer que va a un hotel ya sabe a lo que le tira" "¿Dónde estaban las mamás de estas niñas?", "ella lo sedujo y pues él es hombre",en todas se responsabiliza a la mujer de lo que ocurre.
Sin entrar en oscuras discusiones acerca de la culpabilidad real de cualquiera de los actores, es obvio que la condena social, cuando una de estas acciones tiene lugar, sigue reposando sobre las mujeres.
El caso ha logrado levantar discusión y preocupación entre las mexicanas que se levantan dedo y sin saber se señalan a ellas mismas. Cayendo nuevamente en ese discurso sobre el ser una buena mujer, sobre la decencia.
A mí, confieso sin tapujos, esto del "caso kalimba" me tiene tan sin cuidado, como la hora de defecar de mis vecinos. Sin embargo, no puedo evitar notar que bajo este pretexto la moralina mexicana se ha desbocado.
Mientras el caso kalimba ocurría (y ocurre) este país sigue siendo testigo de acciones de una violencia indecible, sin embargo, las mujeres decentes y los defensores de las buenas costumbres, tienen batallas más importantes que luchar. Eso de asentar que sólo las zorras salen de noche, o abortan, o tienen relaciones sexuales antes de la edad permisible, son causas que no van a defenderse solas. Estos puros, que ignoran que desde hace ya varios años la vida sexual (no sólo aquí, sino en el resto del mundo) tiene un inicio mucho, mucho más temprano. En lugar de buscar causas y realizar un análisis del fenómeno, se dedican meramente a referir frases tan absurdas como: ¡ya no hay moral!.
Dicen que al pueblo pan y circo, nada más cierto para el mexicano, que bajo cualquier pretexto desviará la vista de su realidad, para posarla sobre cualquier tontería que le sirva para fijar sus valores anacrónicos y su ira contenida.
Gente que lee esto, busquen la religión de su preferencia, apelen a la divinidad que más les sirva, que el fin se acerca. Nada más certero para demostrarlo que tanto pendejismo crónico.

viernes, 21 de enero de 2011

A Betsa le gustaba mucho el pan con leche...

http://www.milenio.com/node/620510


La indignación no cesa en este país de caernos del cielo, impunidad, corrupción, son términos con los que hemos aprendido a vivir.
Nos irritamos con el sistema, denunciamos públicamente lo ineficiente que es, sin embargo, en este movimiento olvidamos casi instantáneamente que todos los sistemas son productos humanos.
Pareciera que pretendemos hacer una limpia, ignorando que ni las de catemaco podrían rescatarnos de nuestras putrefactas entrañas.
¿Cómo reparar una cultura corrupta?,esa debiera ser la cuestión más apremiante. No pongamos nuestros ojos en los gobernantes, en los altos ejecutivos, que lo que estos hacen no es sino reproducir (de forma más visible) lo que el mexicano en términos generales realiza de forma cotidiana.
Cualquier coto de poder nos sirve para comernos al más chico, desde la mujer que comercia los transvales, hasta el viene viene auto denominado dueño de las calles. La dinámica se reproduce en el núcleo familiar dónde arbitrariamente asignamos roles de esclavo y amo entre nuestros hijos e hijas.
Entumecidos frente a la violencia, nos indignan los números, cómo si un muerto no fuera razón suficiente para condolernos, para que nuestra pena salga a que le de el sol, más de treinta mil es un motivo, Josafat, Betsa, son nadies, ningunas.
Bombardeados por imágenes violentas en los periódicos amarillistas, que circulan con la misma seriedad que donde escribiera el más preparado de los columnistas, aprendimos a mirar la violencia con menos asombro, la hicimos parte nuestra. Un atropellado en primera plana, algún suicida que se lanzó del puente y la sangre paulatinamente dejaba de horrorizarnos.
Pareciera un entrenamiento cuidadosamente fraguado, para que los muertos y las muertes fueran cada vez una cosa con menos impacto.
Y así fue que un país bañado en sangre, seguimos tan alarmados por las elecciones, los pleitos de lavadero entre nuestros partidos políticos, hasta por saber si kalimba será o no culpable de violación.
Comentamos en forma casi de consolación que todo esto es culpa de la guerra contra el narco, sin embargo, ésta ha funcionado más como una ventana, a través de la cual podemos mirar la frigidez con la que el mexicano observa la muerte, la tortura, la tristeza.
Es ésta indiferencia, que le permite dormir tranquilo por las noches y seguir mirando por la tarde la rosa de Guadalupe, seguir justificando su pasividad a través de las demandas (que además se limitan a pláticas de café) que realiza a su gobierno, seguir esperando a que las muertes sean números gruesos, para entonces cambiar su imagen en twitter o facebook.
Esto termina como comienza, la indignación en este país no deja de caernos del cielo.

jueves, 13 de enero de 2011

Y sigue la mata dando...




¿Se imagina alguien ser la orgullosa madre o el padre satisfecho de alguno (a) de estos infantes?


Me viene la frase tan de mi madre "en mis tiempos esto no se usaba" y es verdad, en la escuela primaria donde yo me formara durante mis primeros años, los bailables para el 10 de mayo o el día del padre, eran bonitas melodías de cri-cri, o alguna cosa instrumental donde a uno le permitían mostrar sus dotes rítmicas (que en mi caso no fueron tantas).

No es de alarmar la forma del baile (que muchos conservadores han mencionado como causa de los embarazos adolescentes) sin embargo, realizarlo en un festival escolar no me parece tan apropiado, sobre todo bajo el doble discurso que con tanto orgullo manejamos.

Por una parte se castiga en las escuelas públicas a cualquier alumno que ose realizar un movimiento indebido frente a nuestro lábaro patrio, no digamos de las normas estrictas en secundarias dónde se les prohíbe utilizar la falda mas de dos dedos sobre la rodilla o maquillaje (por aquello de incitar a los varones hacia el "mal"), sin embargo se permiten estos bailes que resultan obviamente sugerentes.

Otra manifestación maravillosa de nuestra doble moral: -No permitamos que las niñas utilicen maquillaje, pero perrear en tarimas es cosa diferente-. (Ignorando el machismo disimulado en ambas normas)

La falta de consistencia entre los discursos y las acciones es evidente entre lo que he mostrado, sin embargo, se extiende en otros muchos vericuetos que no menciono porque son mucho menos divertidos que ver el vídeo que se comparte al inicio del post.