martes, 7 de enero de 2014

Que pasa el tiempo, me queda claro

Uno se descubre un día de enero del año "nuevo" en el mismo lugar de las nostalgias viejas. Se descubre dando los mismos pasos, andando los mismos caminos. Parece que nada nos cambia en los ojos, en las tristezas y  los ayeres. Pareciera que uno se estanca en sus mismos infiernos.

Pero sucede que el tiempo transcurre, como una broma malvada se nos va dibujando en la cara, se nos abren junto a los ojos zanjas, es complicado saber si nos vienen de la alegría o del llanto, supongo que esa es la broma que nos juega el movimiento, al paso de los días las tristezas en la memoria se confunden con las alegrías y mezclamos nuestros días felices con cucharaditas de tragedia.
Uno se descubre un día a cualquier hora, en cualquier momento, otra vez sin dormir, otra vez escribiendo, con suerte de alma que pena y ronda en las letras, en las mismas palabras, como una plegaria eternamente repetida.

Nunca entendí eso del tiempo, desde mis primeros años aprendí a no usar reloj en la muñeca, aunque siempre tuviese donde mirarlo. Asi uno se "resiste pacíficamente", en un acto de voluntad radical se le destierra del cuerpo. El tiempo esta ahí, uno no puede romperlo, pero atarlo a nosotros es de algún modo atarnos y las ataduras siempre me rompieron las manos.
Esa fobia no creció en relación a los segundos o las horas, sería quizá que cada paso de las manecillas nos conduce a nuestros fatídicos desenlaces, a nuestras muertes cotidianas y a la definitiva. Un paso hacia adelante que no puede andarse en sentido inverso y yo suelo ser de los que se arrepienten, de los que dudan, dígamos con mayor cercanía a las circunstancias, soy de los que lo aceptan y abrazan la angustia de los mundos posibles.
Uno se descubre un día de enero del año "nuevo" todavía pensando "sólo pensando, cuándo voy a dormirme ¡Cuándo!" en los mismos infiernos y las mismas angustias, cuestionando si es que se vive en el mejor de los mundos, o si lo exterminamos en alguna decisión errada del camino.
Todavía un gato negro, una mujer enterrada viva, una casa en la que bailan los recuerdos, una muerte jugando con la rueda en el patio. Todavía los cronopios, las famas, todavía la máscara, el amor constante mas allá de la muerte,  los versos, la Helena.
Que pasa el tiempo, me queda claro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario