sábado, 5 de enero de 2013

En respuesta a los que hablaron de mi amargura.


Yo no juego al misántropo, la misantropía no es juego ni es moda, es un arte. Odiar a todos si se hace sin estilo podría resumirse en odiar a nadie, por aquello de los absurdos lógicos.
Odiar es un arte, igual que amar lo es en palabras de Ovidio, uno no ama al azar, ni odia al azar tampoco, si se hiciera así terminaría por ser un acto vacío. El odio no es la negación del amor, no funciona como un acto antitético en una perspectiva dialéctica. Odiar es la síntesis entre el amor y el mundo.

Es verdad aquella popular frase que dice que el odio resulta del amor, la misantropía solo es asequible para los que aman, a jarros, a manos llenas, a pecho abierto. Odiar sólo es posible para los que amaron sin mesura.
Odiar a la humanidad, al género humano, sólo será posible para aquél que pudo haber sido capaz de amar a cualquiera, con quien el mundo permitiera sostener cercanía.

El que odia entiende, con claridad, lo mal que se entiende al amor hoy en día, porque el amor  en el discurso actual, sólo se comprende como una forma de relación social de intercambio, muy similar al económico, amar siempre y cuando ese amar nos represente el subir un peldaño de la escalera que el sistema nos ha dibujado.

Sosteniendo las posturas antropológicas que afirman, que se generan los grupos sociales para sobrevivir a la muerte, y que es de ahí que se pueden desprender los diversos elementos culturales (el amor incluido entre estos), se podría afirmar al amor, como una forma de trascendencia, como una forma de vida frente su antítesis, la muerte.

La misantropía pertenece a  los que entienden, que el género humano ha malbaratado el concepto, que el amor trascendencia, el amor vida, se ha transformado en "el amor a cambio", que el amor diseñado como espada para defendernos de nuestra mas grande angustia (para apelar a los existencialistas), se convirtió al paso del tiempo en una puta.

Debido a distintos programas televisivos uno de ellos y el mas importante Dr. House, el discurso de la misantropía se convirtió en un ideal, en una forma de ser deseable, sostenida sobre un personaje brillante, exitoso y capaz de resolver enigmas que para los demás resultan inexistentes, es curioso, pues para la linea  argumentativa general de este  programa televisivo pareciera menester sacrificar la "humanidad" en aras del genio, tensión que al final se ve diluida mostrando que la misantropía del personaje no es real, y que es capaz de "amar" a su mejor amigo.
Misantropía falsa, es un ideal, amar pero solo aquellos que tienen "utilidad" en la vida cotidiana, amar a los "otros", siempre y cuando se comprendan como instrumentos, es la enseñanza que tanta gente en una analogía con un infante irracional, mamó gustosa.
Parece paradójico olvidar la máxima de House "todos mienten", cuando de lo que se trata es del House mismo, apelando a aquél problema lógico, si todos mienten House miente, si House no miente, luego la máxima "todos mienten" es a su vez una mentira.

La misantropía al estilo House se ha convertido, paulatinamente en una contra-moda, frente al aparente amor muy al estilo de los 60`s que comenzó a surgir al rededor del mundo frente a las predicciones apocalípticas de los científicos, que otra vez, resultaron paradójicamente, mas efectivas que cualquier narrativa religiosa. Todos temen hoy en día mas al calentamiento global, que a los 4 jinetes del Apocalipsis, de esto no tengo prueba ni duda.

La misantropía comprendida así, como odio o desprecio hacia el género humano, no es lo que nuestros actuales "odia todo" profesan. Reitero, la misantropía es un arte que sólo puede ser ejecutado por los verdaderos amantes.
Alguien que ama genuinamente, no puede soportar la idea del "amor a cambio", del amor como escalera, el amor para el amante, es un fin en si mismo. Y frente a la imposibilidad de realizarse, dentro de un discurso como el nuestro, se transforma en un odio desmedido hacia aquello que impide su realización en el mundo.
Si abandonamos las nociones esencialistas de "ser hombre" podremos aceptar que la forma en la que nos auto concebimos tiene un corte histórico, mediado por las nociones de conocimiento y de poder que se encuentren en turno. Los asesinos del amor son los hombres, y como amante el único remedio posible, es el odio.

Entonces uno odia, odia sin mayor distinción a los que dicen que odian y a los que dicen que aman, porque ambos son parte de la misma caricatura, mira con desprecio a todos, porque se convence de que la función de las relaciones sociales hoy en día nada tienen que ver con evadir a la muerte, sino mas bien con cumplir las máximas darwinianas y ser el más fuerte que sobrevive.
Uno odia y se queda solo, porque no es posible odiar en compañía, porque uno es amante y terminará amando de nuevo, y rompiéndose de nuevo y de nuevo odiando.
Uno odia y se queda solo, porque comprende la finitud de lo que se nombra perpetuo, porque comprende con claridad que la soledad entre esta realidad, es un destino inevitable, y entonces la abraza, la acepta, y en un acto casi revolucionario, se libera.

La misantropía lo dije, es un arte, es una forma de vida, donde las tristezas inundan los ojos, porque uno en lugar de odiar, preferiría que el amor fuera un algo realizable y no un bien de intercambio.